En la década de 1930, el escritor británico Aldous Huxley publicó su novela titulada Un mundo feliz. Probablemente no se imaginó que ésta terminaría siendo una de las más emblemáticas del género de la ciencia ficción.
La novela transcurre en una sociedad tremendamente conformista y vacía. Las autoridades, por medio del condicionamiento social generado por la técnica de Bokanovsky, además del suministro de drogas tales como el Soma, y un largo período de desinformación hacia las masas, logran producción en serie de seres humanos (es por esto que muestra un reemplazo de Jesucristo por Henry Ford) a la que le da, irónicamente, el nombre Un mundo feliz, aunque sabiendo que, citando a el Salvaje, era una felicidad “artificial y sin alma”.
Al día de hoy, esta es una de las dos novelas que más influyen en el género de la ciencia ficción, siendo la otra 1984, de George Orwell, un escritor también británico. Ambas dos plantean una sociedad que puede parecer muy diferente a la actual, aunque si nos ponemos a leer sus detalles se puede notar claramente que extraen elementos de la vida real y los implantan en sus respectivas novelas. Como ejemplos de esto se pueden mencionar las referencias que hacen los nombres de los personajes a políticos de gran influencia en Un mundo feliz (Marx, Lennin, Trotsky, etc). En 1984 algunos personajes también se inspiran en estas figuras como es el caso de Emmanuel Goldstein, quien se puede comparar con León Trotsky al haber sido emblemáticos en el proceso de la Revolución, o por haber sido perseguidos tanto en la Unión Soviética como en los Dos Minutos De Odio de la novela.
Ambos autores probablemente estuvieron mostrando a los lectores un miedo o paranoia más que una simple suposición, a una sociedad trivial e irrelevante. Sin embargo, estos temores son totalmente diferentes para cada uno, ya que mientras que Orwell desarrolla una sociedad dominada por la vigilancia y la represión, Huxley hace lo contrario siendo esta sociedad ignorante y pasiva. Cuando una persona se oponía al régimen de gobierno establecido en un caso de consideraba enemiga del Partido y era probablemente asesinada, mientras que en otro simplemente se la ignoraba, como haría la gran mayoría de la población, además de tratarla de loca.
Una gran diferencia que hay entre estas novelas es la manera en que se controla la gente. En 1984 simplemente se castigaba a los “malos” causándoles dolor, pero en la novela de Huxley se los controla dándoles placer, que en muchos casos se entregaba en pequeñas raciones de Soma, una droga con efectos narcóticos y antidepresivos, cuyo nombre se debe a la planta mística alucinógena de la India, usada en el pasado durante los rituales de los indios.
El nivel de conocimiento de las personas también juega un rol importante y debe ser manipulado, pero nuevamente, de formas opuestas: de un lado tenemos el método de 1984 eliminar historias, acontecimientos, personas y hasta palabras (la neolengua hacía esto, siendo el único lenguaje que cada vez tiene menos palabras) que se opongan al régimen, mientras en Un mundo feliz no hay necesidad de hacerlo, ya que los libros y otro material educativo existe, pero la gente ni se molesta en leerlos, eliminándole a las autoridades el arduo trabajo de censurarlos.
Se puede comentar también sobre el papel que juega la sexualidad en ambas novelas. En la novela de Huxley se tienen relaciones sexuales como un juego, siendo ocasionales y sin necesariamente estar en pareja, iniciándose desde una edad extraordinariamente temprana (8 o 9 años). La gente no quedaba embarazada ya que se les daban anticonceptivos desde el momento en que nacían, para que la única forma de dar a luz sea el método de Bokanovsky. Lo que la otra novela plantea es el castigo a aquellos que practiquen relaciones sexuales por recreación, permitiéndose estas solamente si la intención es la de quedar embarazada.
En conclusión, se puede decir que tanto Orwell como Huxley mostraban una posible realidad de un futuro distante, aunque estas eran opuestas entre sí. A mi opinión, me parece que los avances tecnológicos que se están dando actualmente nos pueden conducir más a un 1984 en el cual estemos todos vigilados: es muy difícil encontrar un lugar en el que no haya una cámara, teniendo en cuenta los dispositivos móviles como celulares o tablets que con cambios en el software que los pueden convertir en la indeseada telepantalla. Esto sin contar los planes y leyes “anti-terroristas” que se dan a nivel mundial, que con el pretexto de salvar nuestras vidas nos hacen tratar a todos como delincuentes, obligándolos a dar nuestras huellas digitales para ser identificados fácilmente, y colocando cámaras de seguridad en cualquier lado, a la que dotan de la capacidad de reconocimiento facial de toda una población. Si bien todo esto es cierto, me parece que la parte de la vigilancia y el control absolutos no serán aplicables en la vida real (por lo menos no dentro de mucho tiempo) y fracasarán rápidamente. Por esto mismo le doy la razón a Huxley, creyendo que en algún futuro las cosas que nos gustan (programas de televisión, deportes, relaciones sexuales, o un Rivotril.) nos estupidicen y nos conviertan en unos esclavos.